Apicultores retirando miel de un cuadro operculado
febrero 25, 2025/Producción de miel
  • By Mel Melosa

La miel es un alimento natural que ha sido valorado desde tiempos antiguos por sus propiedades y su sabor inconfundible. Sin embargo, no todas las mieles son iguales. Existe una gran diferencia entre la miel cruda y la miel procesada que encontramos en muchos supermercados, algo que cada día es más habitual debido a las importaciones de «mieles» de otros países. En este artículo, exploraremos qué es la miel cruda y por qué la miel de montaña artesanal es un claro ejemplo de esta variedad pura y sin adulteraciones.

Miel cruda: un producto natural y sin procesar

La miel cruda es aquella que no ha sido sometida a procesos industriales como el calentamiento a altas temperaturas o la filtración excesiva. Esto significa que conserva todas sus propiedades naturales, incluyendo enzimas, antioxidantes, vitaminas y minerales. Además, mantiene el polen de las flores, lo que contribuye a su pureza y autenticidad.

Muchas de las mieles que encontramos en comercios convencionales han sido pasteurizadas y filtradas para darles una textura más homogénea y evitar su cristalización. Sin embargo, este proceso reduce gran parte de sus beneficios y altera su composición original. Por eso, quienes buscan una miel de calidad suelen optar por variedades crudas y artesanales.

Otras mieles, aún siendo naturales, se calientan a temperaturas superiores a 40 ºC, para evitar su cristalización, y de este modo se pierden una gran parte de las propiedades de la miel.

La miel de montaña artesanal: un claro ejemplo de miel cruda

Uno de los mejores ejemplos de miel cruda es la miel de montaña artesanal. Se trata de una miel que proviene de zonas altas, alejadas de la contaminación, donde las abejas liban el néctar de flores silvestres y plantas autóctonas. Este tipo de miel destaca por su riqueza en matices, su aroma intenso y su alto contenido en nutrientes.

En regiones como Galicia, la miel de montaña es especialmente valorada debido a la diversidad botánica de sus paisajes. Las colmenas ubicadas en estas zonas producen una miel con un perfil único, influenciado por la flora local y el clima atlántico. Este entorno natural y el método de recolección artesanal aseguran que el producto final conserve todas sus propiedades y llegue al consumidor en su estado más puro.

Señales de que una miel es cruda y no adulterada

Cristalización natural: La miel cruda tiende a cristalizar con el tiempo, algo que no ocurre en las mieles industriales, que suelen ser ultrafiltradas.

Aroma y sabor intensos: Las mieles crudas conservan el aroma característico de las flores de origen, mientras que las mieles procesadas pueden tener un sabor más plano.

Presencia de polen: Al no ser sometida a filtraciones extremas, la miel cruda mantiene trazas de polen, un indicador de su autenticidad.

Para reconocer una miel cruda y evitar productos adulterados, es importante tener en cuenta ciertos aspectos:

Por qué elegir miel cruda de montaña

Optar por una miel cruda de montaña es una decisión acertada tanto por sus beneficios para la salud como por su calidad superior. Es una miel libre de procesos industriales, rica en nutrientes y con un sabor que refleja la biodiversidad del entorno donde se produce.

Si buscas una miel que conserve todas sus propiedades y que sea un verdadero reflejo del paisaje del que proviene, la miel de montaña artesanal es una de las mejores opciones. En lugares como Galicia, donde la apicultura sigue métodos tradicionales, se obtiene un producto que mantiene intactas todas sus cualidades naturales, ofreciendo una experiencia auténtica a quienes la consumen.

Para garantizar que la miel se encuentra en su estado natural, y no ha sido adulterada, te recomendamos que contactes con algún apicultor que venda directamente la miel al cliente final, o con tiendas que compren directamente a apicultores, sin comprar a intermediarios que puedan manipular la miel.

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